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DIARIO REFLEXIVO

La evaluación

La evaluación del proceso de enseñanza_aprendizaje puede tener cierta similitud con la metáfora de la receta de cocina. Para llevar a cabo la evaluación del proceso hemos de tener en cuenta múltiples factores. Los destinatarios de la evaluación serán nuestros alumnos, pero también lo somos los profesores, también evaluaremos el proceso de instrucción, los medios materiales para llevarlo a cabo, los contenidos, los conocimientos previos, la motivación del alumno y del profesor, el contexto en el que nos desenvolvemos, etc.

La evaluación debe ser flexible y acomodarse a las circunstancias de los alumnos, del centro, del proyecto educativo, debe estar abierta a posibles mejoras, cuanto más expertos seamos y más conocimientos tengamos sobre la "materia prima y los ingredientes", es decir sobre el alumno, su contexto, sus conocimientos previos, mejor llevaremos a cabo el proceso de instrucción. Trataremos de que la evaluación continua y formativa nos vaya dando pistas de la consecución de los objetivos, si el proceso de instrucción ha sido el adecuado, si éste ha llegado a todos los alumnos, en el caso de que haya fallado habrá que analizar las causas, o por qué los alumnos no se han sentido suficientemente motivados.

Los alumnos son distintos cada año, la edad, la madurez, el entorno, sus intereses y motivaciones son distintas, la relación con el profesor y con sus compañeros, su nivel de competencia curricular, la información recibida de los padres o mediante la observación en distintos momentos de la vida académica. Todo esto nos va a ir dando pistas  para llevar a cabo el proceso de instrucción y su posterior evaluación.

La métafora que he elegido pienso que se centra en la evaluación formativa y en el aprendizaje como forma de construcción de conocimientos, es decir como influye el trabajo individual, en equipo, la interacción con el profesor, con la materia, el desarrollo de habilidades sociales y la influencia que estas tienen en su autoconcepto y autoestima.

Se me ocurre otra metáfora relacionadad con el tema de la evaluación y es la de un hortelano y sus cultivos de distintos tipos, es decir una huerta con múltiples verduras. En esta metáfora hemos de tener en cuenta la tierra, que sería el medio, los alumnos serían las distintas hortalizas, los cuidados serían el abono y los fertilizantes, es decir los contenidos.El cuidado y las labores sería la metodología empleada, el clima, la lluvia o el riego , la temperatura, serán factores que debemos tener en cuenta mientras se lleva a cabo el proceso, debemos tener en cuenta las malas plantas, las plagas, esto serían factores adversos que van influyendo día a dia que nos obligan a tomar decisiones y a modificar determinados aspectos, al igual que ocurre en el microcosmos del aula, donde diversos factores de indole personal, colectivo, ambiental, et. nos obliga a tomar decisiones e ir introduciendo cambios y mejoras para el logro de los objetivos propuestos, que todos los alumnos los consigan en función de sus posibilidades. El fruto sería el resultado final, se hemos llevado a cabo lo que nos habíamos propuesto, en función de estos resultados tendremos que ver los logros que hemos conseguido, que fallos hemos tenido y en que aspectos tenemos que mejorar la práctica del proceso de instrucción.

La dificultad que he encontrado es que en un principio no sabía por dónde empezar, ya que en la escuela asociamos la evaluación a momentos puntuales que son las evaluaciones trimestrales, o los examenes después de una unidad didactica, identificamos muchas veces evaluación con medida cuantitativa, y nos olvidamos de los aspectos cualitativos.Pensando un poco más  y relacionándolo con el sentido formativo que debe tener la evaluación me he parado a pensar en otros aspectos como pueden ser. la retroalimentación que debe presidir la evaluación, el análisis del proceso, la motivación de los alumnos y la del profesor, el proceso de instrucción y la adecuación de este  a los objetivos programados, el análisis de los medios materiales y la temporalización para conseguirlos, la adaptación a las características personales de cada alumno y la adecuación a sus ritmos de aprendizaje.

La metáfora me ha ayudado a reflexionar, a refrescar  y repensar los conceptos, su imbricación con la práctica del día a día, ya que a veces la dinámia diaria no nos deja ver el horizonte, perder de vista las múltiples finalidades de la evaluación, no solo desde el punto de vista del discente, sino que tenemos que analizar nuestra propia practica docente o como mediadores, la de los procesos mediante los cuales se lleva a cabo el proceso de enseñanza-aprendizaje, etc.

JESÚS CORRAL

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