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DIARIO REFLEXIVO

Patri

TEMA 8: DISEÑO DE LA INSTRUCCIÓN

"El pensamiento es al comportamiento como el diseño instruccional es a la enseñanza"

 Ésta ha sido la afirmación que más elocuente me ha parecido en el texto que nuestras compañeras proponen para la reflexión sobre el diseño instruccional.

 Entiendo que sugiere la necesidad de diseñar los procesos de enseñanza-aprendizaje como requisito imprescindible y previo siempre al desarrollo del propio proceso. De hecho, se sostiene también que el diseño es una medida de ayuda y de control de calidad ya que guía el proceso durante su ejecución y, en su fase de evaluación, permite comprobar si el proceso instruccional diseñado ha sido adecuado o no.

 Nadie se cuestiona la validez y necesidad del diseño instruccional, sin embargo, personalmente sí me planteo dónde está el equilibrio entre la rigidez del diseño y la flexibilidad con que debemos dotar a nuestra práctica. En mi opinión nadie debería verse limitado por una programación que, aunque haya tenido en cuenta el contexto en general, pueda verse alterada por la situación concreta que se da en el aula durante su desarrollo.

 Quiero decir con esto, por ejemplo, que cuando el docente establece previamente unos contenidos para sus alumnos pueden  resultar ser demasiado amplios. Es decir, los niños pueden mostrar especial interés en ciertos contenidos y desean profundizar en ellos. En estos casos el maestro no debería, desde mi punto de vista, sentirse presionado por la programación y más bien debería dar respuesta a esa motivación que ha descubierto y que responde a un objetivo mucho más amplio del proceso instruccional, el aprendizaje significativo.

 La evaluación formativa, por otra parte, tiene en su base este criterio de flexibilización que permite reorientar la práctica educativa durante su desarrollo y no sólo una vez finalizado el proceso.

 PATRICIA RODRÍGUEZ GALLEGO

TEMA 7: LA EVALUACIÓN

ADIÓS AL CERO

 La medida adoptada por el Ministerio de Educación al respecto de la evaluación numérica consistente en eliminar el cero como una opción, pasando así el uno a ser la nota mínima, parece poco profunda.

Desde mi punto de vista, está claro que es muy poco probable o imposible que un alumno a final de curso haya pasado por una asignatura sin haber adquirido un mínimo aprendizaje. Y si esto ocurre, entonces a quien se debería evaluar muy seriamente es al profesor o profesora que está a cargo de esa materia, ya que no ha sido capaz de captar mínimamente la atención del alumno. En caso de que el motivo de obtener la calificación de cero sea no haberse presentado en clase a lo largo de todo el curso, también es responsabilidad del profesor y del conjunto de profesionales del centro puesto que en algún momento debería haberse puesto en contacto con su familia y las instancias oportunas a fin de buscar las causas y tratar de paliar dicha situación.

 Puesto que la evaluación no debe hacerse únicamente al final, durante todo el proceso hemos debido de ser conscientes de la existencia de una carencia en el aprendizaje de cualquier alumno/a y nuestra obligación consiste en articular todos los recursos a nuestro alcance y modificar nuestra actuación para tratar de adaptarnos a sus dificultades, pidiendo ayuda si es necesario. Además, resulta evidente que no sólo los alumnos son objeto de la evaluación, sino que los propios docentes deben evaluar su práctica y deben admitir las propuestas que se deriven también de la evaluación externa.

 Cuando todas estas condiciones se han cumplido... es IMPOSIBLE, a mi parecer, que los alumnos saquen ceros... Por tanto, es en la formación de los docentes en la práctica reflexiva donde se debería hacer más énfasis desde el Ministerio de Educación.

 A pesar de todo, no estoy en desacuerdo con el contenido de la orden ministerial, ya que considero que hay muchos profesores que utilizan el cero indiscriminadamente y consiguen, poco a poco, herir en lo más profundo de sus sentimientos a alumnos/as que pueden estar pasando por un mal momento y que en lugar de obtener un respaldo entre sus profesores sólo perciben rechazo y humillación por su parte. ¿Qué mejor forma de evitar esa humillación que abandonar la escuela? Es injusto que ese tipo de docentes puedan seguir divirtiéndose poniendo ceros.

 En resumen... adelante con la ley, pero busquemos más y mejores soluciones al fracaso escolar.

 PATRICIA RODRÍGUEZ GALLEGO

TEMA 6: INSTRUCCIÓN EN LECTURA Y ESCRITURA

UN MODELO COGNITIVO DE ESCRITURA

 La teoría cognitiva de Linda Flower y John Hayes muestra los procesos internos que tienen lugar durante la escritura. A simple vista parecen tan complejos que ninguno de nosotros nos sentiríamos capaces de afrontarlos si tuviéramos que hacerlo de manera consciente.

 Demos gracias a que el funcionamiento de nuestra mente es prodigioso y a que responde a mecanismos inconscientes que nos permiten disfrutar de la escritura sin necesidad de dominar teóricamente los procesos que en ella se ven implicados.

 Al margen de estas reflexiones previas, que tienen que ver más con mi yo escritora que con mi yo docente y futura psicopedagoga, trataré de dar sentido a la teoría antes mencionada desde sus implicaciones educativas.

 Por un lado, está claro que cuando pedimos a nuestros alumnos/as que escriban tenemos que dejar bien claro cuál es la finalidad de la tarea, lo cual contribuirá a delimitar sus metas de escritura.

 Pero también tendremos que haber dotado de las herramientas apropiadas para el desarrollo de la tarea tales como el vocabulario necesario, los conceptos que es indispensable manejar... o al menos habernos asegurado de que ya las poseen, requisito que se relaciona muy directamente con el principio psicopedagógico de partir de los conocimientos previos.

 Por último, puesto que nosotros como docentes sí somos conscientes de los procesos que tienen lugar durante la escritura, sería conveniente instruir a nuestros alumnos y alumnas en ciertos contenidos. Aspectos tales como técnicas que permitan aflorar las ideas y organizarlas en función de las metas de la tarea, expresiones propias del lenguaje escrito, la estructura que debe tener un texto, la necesidad de releer para detectar incongruencias o errores en el escrito... son esenciales para llevar a cabo con éxito los procesos de planificación, traducción y reexamen que tienen lugar en la memoria de trabajo.

 PATRICIA RODRÍGUEZ GALLEGO

TEMA 5: REFLEXIÓN ACERCA DEL CURRICULO

Entre otras cosas, podemos concluir, como moraleja, del documento enviado por los compañeros del grupo cinco: no te acomodes con lo poco que has aprendido o conseguido hoy, trata de seguir mejorando teniendo en cuenta los cambios que se producen en tu entorno aunque para ello tengas que asumir riesgos.

Sin embargo, me resulta más fácil establecer una relación entre esta conclusión y el tema, por ejemplo, del profesor como profesional reflexivo que con el currículo. Por otro lado, si consideramos que es precisamente el profesor el responsable de implementar el currículo en última instancia y el de desarrollarlo hasta su máxima concreción en el aula, podríamos relacionar directamente el consejo que se deriva de la historia "¿Quién movió mi queso?" con el tema que nos ocupa.

En este sentido, para llegar a la programación de aula o a la realización de una adaptación curricular, el profesor debe observar y tener en cuenta todas las posibilidades y limitaciones tanto de sus alumnos como de su entorno, sin despreciar, claro está, otros niveles de concreción curricular como son los descritos por la ley y en los documentos de cada centro. Para hacerlo, debe armarse de valor y arriesgarse a modificar sus formas de hacer, no utilizar siempre las mismas porque puede ocurrir que las que dieron buen resultado hoy no lo den mañana. Pero los cambios no deben introducirse a la ligera, como hacían los ratones en la fábula, sino que deben ser el resultado de una búsqueda reflexiva en la que tengamos en cuenta todos los factores que inciden en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Una vez hayamos alcanzado los objetivos inicialmente marcados podríamos contentarnos con ellos y no tratar de seguir avanzando, pero en el laberinto de la educación cualquier mínimo cambio, puesto que hablamos de cambios en las personas, pueden hacer que el queso desaparezca de un día para otro.

Por ello, es necesario en el desarrollo del currículo, tanto como en nuestro paso por la vida, desprenderse del pasado para adaptarnos al presente, ya que el queso se puede poner viejo rápidamente e imaginarnos el queso nuevo nos motiva para llegar hasta él. Es decir, en la búsqueda de nuevas metas educativas, la visualización de los resultados puede ayudarnos a encontrar el camino o los procedimientos adecuados para conseguirlos.

Lo bonito del proceso sólo es posible percibirlo si superamos el miedo al cambio del currículo y nos sentimos libres para disfrutar el cambio... ¡SABOREA LA AVENTURA!

PATRICIA RODRÍGUEZ GALLEGO

TEMA 4: REFLEXIÓN ACERCA DEL ALUMNO

Si tratamos de analizar los factores que inciden en el aprendizaje de los alumnos, es evidente que las estrategias que éstos utilizan y las nuevas que se les muestran con el objetivo de que se incorporen a su repertorio, se convierten en un eje esencial de nuestro trabajo.

Por ello, el docente, desde mi punto de vista, debe conocer cuáles son las estrategias con las que sus alumnos y alumnas se enfrentan a la tarea de aprender y, conociéndolas, ser capaz de mejorarlas y ampliarlas, es decir, de optimizar los recursos con los que cuentan los alumnos y de ofrecerles nuevas posibilidades.

No estoy de acuerdo, por tanto, con uno de los enunciados propuestos para la reflexión "... cada alumno utiliza espontáneamente las estrategias y técnicas que mejor se adaptan a sus caracterísiticas, hasta el punto que una enseñanza sistemática de procedimientos alternativos puede resultar perjudicial". En mi opinión, dotar al alumno de nuevos instrumentos nunca puede resultar perjudicial, más bien al contrario, le ofrece la posibilidad de elegir entre lo que ya conoce y sabe usar y lo que es nuevo para él y le permite proceder de manera diferente.

Por ejemplo, y por no quedarme en lo abstracto y aterrizar un poco más en el aula, a un alumno le puede resultar realmente eficaz el subrayado de los textos que quiere estudiar, porque necesita tener presente el contexto de las ideas que está intentando comprender. Sin embargo, creo que esto no es impedimento para que le mostremos que la elaboración de un esquema le puede ayudar a organizar esas ideas que está extrayendo del texto. Del mismo modo, una alumna que sea capaz de reflexionar y profundizar individualmente muy bien, puede así mismo sacar partido del aprendizaje cooperativo, no sólo ayudando a sus compañeros a adquirir esas estrategias sino también sirviéndose de los demás para matizar detalles en los que por sí sola no habría reparado.

Por otra parte, está claro que para que el profesor pueda enseñar estrategias y técnicas de aprendizaje, es necesario que él mismo las domine y las ponga en práctica. De hecho, tal y como se propone en el texto para la reflexión sobre el alumno, "La enseñanza de contenidos procedimentales genera un aprendizaje de estrategias", aunque probablemente no sea implícita sino explícitamente. Contenidos como búsqueda de información en Internet o subrayado y resumen de textos ponen de manifiesto de manera explícita las estrategias y técnicas de aprendizaje de las cuales se quiere dotar al alumno.

Precisamente porque forman parte del currículo explícito, como decíamos, estos procedimientos deben ser conocidos por el docente y saber cuál es el momento en que los alumnos están preparados para ofrecerles una tarea abierta en la que puedan y deban elegir la estrategia que más se ajusta no sólo a la actividad sino también a sus intereses y aptitudes.

 

 

PATRICIA RODRÍGUEZ GALLEGO

TEMA 3: CRECER PARA ABAJO

Tras la lectura del texto, he intentado encontrar un vínculo entre el mismo y la figura del profesor o los estilos educativos, puesto que es el tema que nos ocupa... pero me resulta bastante complicado encontrarlo.

De hecho, he llegado a pensar que el relato constituya una metáfora del aprendizaje y que éste pueda realizarse en dos sentidos diferentes ("hacia arriba" y "hacia abajo") en función de los estilos docentes.

Sin embargo, igual de chocante que puede llegara a ser imaginar algún ser que pueda crecer físicamente hacia abajo, es chocante o incluso inimaginable concebir un aprendizaje sin una base sobre la que se sustente.

Pero, aunque nos resulte chocante, hemos de asumir que sí existen profesores que, no teniendo en cuenta el nivel del que parten sus alumnos, muestran los contenidos de su asignatura tal cual les parece o está en el programa. En estos casos, aquellos que están preparados cognitivamente para comprenderlos y asimilarlos lo conseguirán, pero ¿qué ocurre con los que no lo están? Memorizarán lo que puedan y, con suerte, irán añadiendo elementos en sus esquemas "hacia abajo" de tal forma que es posible que algún día adquieran la base de los aprendizajes que se les han estado exigiendo, aunque no sea demasiado probable.

Por tanto, considero imprescindible que el profesor haga una evaluación previa y también el esfuerzo de adaptarse a los conocimientos de sus alumnos para que no haya grupos de niños que, como en la familia del amigo de Milo, tengan que "crecer hacia abajo"

 

 

 

PATRICIA RODRÍGUEZ GALLEGO

TEMA 2: “LA ESCUELA: ¿UNA SOCIEDAD DENTRO DE LA OTRA?”

Para desarrollar mi reflexión acerca del significado que se le atribuye al contexto a lo largo del trabajo que nos ocupa, me gustaría comenzar señalando que a menudo no se le concede a este factor esencial del proceso de enseñanza-aprendizaje toda la importancia que posee.

Desde el ámbito teórico se ha insistido, desde la superación del paradigma conductista, en que el contexto incide de manera importante en el aprendizaje, ya sea como una variable externa pero determinante del mismo (teorías contextualizadoras), o bien como parte inherente al propio proceso (teorías contextuales).

Sin embargo, en la práctica educativa, se genera entre los docentes una preocupación por el cumplimiento de los programas que impide muchas veces la adaptación de los mismos. Creo, por tanto, que la modificación de los contenidos fundamentada en el contexto es poco habitual. Esta inflexibilidad del currículo no es tan frecuente en los primeros niveles de la educación formal como lo es a medida que nos acercamos a los niveles superiores.

Si nos remitimos, por ejemplo, a la película "Mentes Peligrosas" que pudimos ver el último día de clase, nos damos cuenta de cómo la profesora pretende captar la atención de sus alumnos a través de las técnicas de lucha o de enunciados impactantes acerca de la muerte, algo que considera que conecta con sus intereses. Pero pronto se encuentra con la oposición de sus compañeros de profesión que le hacen ver que lo que está enseñando no se corresponde con el programa establecido en el centro. Finalmente ella consigue motivar a sus alumnos/as hacia la literatura con otro tipo de estrategias.

Pero lo que me interesa destacar aquí es que algunos docentes prefieren no realizar ese esfuerzo de acercamiento al contexto en el que se desenvuelven sus alumnos, el cual determina sus intereses y necesidades, para convertir los aprendizajes en funcionales. Se limitan, en cambio a desarrollar las mismas programaciones utilizadas durante años (con diferentes alumnos, procedentes de distintos contextos e incluso en distintos centros ubicados en muy diversos lugares) agobiados a menudo por el tiempo.

Todo lo expuesto hasta ahora, podría enlazar con algunos de los aspectos teóricos desarrollados en el texto comentado. Así, por ejemplo, como señalan los representantes de la perspectiva socio-cultural, la escuela debe mantener una intensa relación con la comunidad social en la que está inmersa, ya que no es posible establecer una distinción radical entre los procesos de enseñanza que se producen en los distintos entornos en los que se desenvuelven nuestros alumnos. Es este motivo el que me lleva a pensar que deberíamos mantener una relación más estrecha con las familias, que nos lleve a conocer mejor la condición socio-cultural de nuestros alumnos/as y a poder diseñar los procesos instruccionales en función de dicho conocimiento, tratando de articular los contenidos en torno a temas de su interés y manteniendo una línea educativa coherente.

Pero también debemos tratar de obtener información acerca de los grupos de iguales que se generan en nuestras aulas y de los roles que desempeña cada niño/a en los mismos. Estos pueden llegar a considerarse verdaderos microsistemas en términos de Bronfenbrenner y su conocimiento nos puede ayudar a desencadenar procesos de aprendizaje cooperativo que, tal y como destacan autores como Palincsar o Damon tienen efectos muy positivos en los alumnos/as.

Por último, algo que me gustaría destacar como conclusión, es que la escuela no debe entenderse sólo como un sistema inmerso en un contexto socio-cultural al que prestar atención para el desarrollo de nuestra labor educativa, sino también como un propio contexto social con una serie de relaciones que también debemos manejar para mejorar los procesos.

 

PATRICIA RODRÍGUEZ GALLEGO

TEMA 1: CONCEPTO Y DESARROLLO DE LA PSICOLOGÍA DE LA INSTRUCCIÓN

¡Qué lástima! Me he quedado con la miel en los labios... en el análisis de las diferencias entre psicología cognitiva y constructivismo se terminan mis apuntes y no puedo continuar leyendo... Debo confesarlo, me hubiera encantado poder disfrutar del resto del capítulo, aunque también podemos abrir el debate en clase.

Bien, dicho esto y teniendo en cuenta la extensión del artículo, existen bastantes aspectos que me gustaría destacar en esta reflexión inicial.

En primer lugar, nunca me había planteado que la psicología de la instrucción pudiera entenderse como una disciplina diferente de la psicología de la educación. De hecho, el término instrucción creo que tiene ciertas connotaciones negativas quizá heredadas de los antecedentes históricos de la misma. Desde el punto de vista del no experto en esta rama de la psicología, creo que la instrucción es entendida precisamente en los términos en los que se definió en sus primeros momentos: como una disciplina prescriptiva centrada en el profesor y no en el alumno, algo así como el conjunto de "recetas" que te permiten "cocinar" los conocimientos en las ollas que constituyen los alumnos y las alumnas.

A través de esta lectura he profundizado en el término instrucción y he añadido a esa idea preconcebida que tenía todos esos aspectos que a lo largo de la historia diversos autores como Piaget, Vigotsky, Bruner, Ausubel... han incorporado a su ciencia. De esta forma he llegado a la conclusión de que la psicología de la instrucción no es algo nuevo para mí ni para el resto de mis compañeros, sino que se basa en los principios educativos que manejamos desde que decidimos dedicarnos a la educación. Aprendizaje significativo, relacionado con conocimientos previos y capacidades del alumno, aprendizaje activo en el que tienen gran importancia los procesos internos y metacognitivos, transferencia de conocimientos, aprendizaje socializado...Son todos ellos principios que rigen en la mayor parte de las ciencias de la educación. Y, al igual que en el resto de las ciencias, se ha ido progresivamente abandonando una concepción conductista del aprendizaje para adoptar el enfoque cognitivo en el que se ponen de relieve aquellos aspectos no observables que ocurren en el sujeto durante su aprendizaje.

Aunque para mí resulta difícil concebir un aprendizaje mecánico cuyo origen radique en una enseñanza basada en el análisis de tareas y el modelado de las respuestas a través de refuerzos, es cierto que para muchos educadores la búsqueda de las "recetas" está aún vigente y que darían lo que fuera por que la Psicología de la Instrucción se las proporcionara manteniendo el carácter prescriptivo que le confería el enfoque conductista. Yo misma, durante mis primeros años de docencia, hubiera suplicado que alguien me dejara su libro de cocina, pero poco a poco uno se da cuenta de que cada situación y cada alumno son distintos y que en cada momento se debe manejar tanta información que nunca podríamos escribir un recetario completo.

Estas reflexiones no pretenden ser desalentadoras, más bien al contrario. Son las que creo que mueven a los educadores a seguir aprendiendo e investigando. En definitiva, en el aula no sólo aprenden los niños y niñas, nosotros también crecemos día a día.

 

 

 

PATRICIA RODRÍGUEZ GALLEGO